La rehabilitación y transformación de la antigua clínica hospitalaria Sant Jordi en residencia de apartamentos para personas con movilidad reducida nos ha ofrecido la oportunidad de enfrentarnos con un problema habitual en la ciudad contemporánea: ¿como habilitar e intervenir en edificios modernos?. El edificio existente se mostraba a la ciudad con un carácter marcadamente heterogéneo y presentaba importantes alteraciones. La nueva intervención pretende restaurar el carácter cívico y de urbanidad que la institución quiere ofrecer a la sociedad. Así el programa se desarrolla en altura con distintos modelos de Mics (módulos independientes de convivencia), a la vez que se incorporan programas colectivos como pueden ser las salas de mantenimiento, piscina terapéutica u otros en las plantas inferiores. Las fachadas se mimetizan con el carácter residencial del barrio, incorporando una cafetería–restaurante a nivel de la calle y desplazando el acceso principal desde su posición central.